29 de septiembre de 2007

Como trastornar a un hombre....



Como trastornar a un hombre o el bello arte de volver loco a un poli de trafico


Circulaba yo por una carretera provincial, de esas de un solo carril en cada dirección, de pronto y en un tramo de linea continua, me encuentro detrás de un motorista de la benemérita, que por cierto debía llevar poca prisa, no iba ir a mas de 60 km/h., seguro que espera a su colega, o es que no le espera nadie en casa, divagaba sobre su vida, de pronto, sin pensármelo ni una sola vez... me lanzo a un intrépido adelantamiento. Me reconozco impulsiva, y una loca convencida, que conste.

Pongo intermitente, meto la.. bueno alguna marcha metí para acelerar no? me echo a la izquierda, y ala! me lanzo a la aventura de adelantar a un poli de trafico en linea continua.

Según estoy en paralelo con el motorista y mirando de reojo, veo que levanta el brazo izquierdo, no tuve que deducir demasiado, era muy evidente:
- Donde va esa loca??
pero a lo hecho.. denuncia, y seguí adelante, diciéndome a mi misma, de esta me despido del carné..

Dignamente terminé el adelantamiento incorporandome al carril derecho en el mismo instante en que el motorista puso en marcha toda la verbena de luces y música y ahora si fue él quien me adelanto a la vez que me hacia parar...

Todavía no había terminado de bajar el cristal de la ventanilla, cuando ya oía sus gritos:

- Pero está usted loca? acaba de adelantarme en línea continua
Había que verle, verde y a punto de darle un "parrús"
- Si, señor agente, tiene usted razón pero como usted me ha dado paso...

- Queeee... que yo...

- Si, a mi también me ha parecido rarísimo, pero como usted...

- Que no, que yo solo he levantado el brazo porque casi me tira de la moto y le he gritado, donde va loca??? además había linea continua (y dale con la línea de los coj...)

- Claro usted ha levantado el brazo y con él me ha dado paso

- Pero usted es una terrorista del asfalto, y solo he levantado el brazo después de...

- que no que usted me...

- que si...

y siguió la conversación mas surrealista que uno se pueda imaginar, que si yo le había adelantado mal, que si la puta línea, que no, que el me había dado paso, todo con bastantes elevaciones de voz por su parte y salpicado de adjetivos, yo no me apeé del burro en ningún momento, lo hubiera negado todo hasta delante de mi abogado y por supuesto tampoco dejé de referirme a él como "señor agente" que creo, les encanta (o no).
Cuando ya veía que no me libraba de una o varias multas, apareció su colega, antes de darle ninguna explicación, me dijo:

- Ande, vayase vayase, que me esta volviendo loco!!

Salí de allí por ruedas, sonriendo y pensando:


"Que fácil es volver loco a un hombre"


23 de septiembre de 2007

Una particular Noche en Blanco

La noche en blanco, ese era mi pretexto, pero la gran finalidad era bajar, bueno es mi forma de expresar mi desplazamiento a Madrid, pues está mas bajo que Villalba, no?, pues eso, bajar a la capital (los de pueblo somos asi) y disfrutar de un concierto de mi admirado Ismael Serrano, pero mucho cuidado! que no era un concierto al uso de esos multitudinarios, en que solo consigues verle a través de la gran pantalla del escenario y mas que nada, lo que terminas haciendo es amistad con los de alrededor, que tampoco está mal pero no es el caso, era en la Fnac, su sala es pequeña, acogedora y prometía ser algo especial la presentación de su ultimo trabajo “Sueños de un hombre despierto”, pues bien.

Salí de casa con el tiempo suficiente para estar a las 8 en la Fnac, claro que no conté con varios imprevistos, ayer había una contrarreloj de la vuelta ciclista, aquí en Villalba, si se hubiera desplazado ZP no habrían montado tanta parafernalia, todas las salidas desde mi casa, cortadas, petado de grandes camiones, un caos que me retraso mas de media hora, bien consigo salir a la A6, pero no todo iban a ser miel sobre hojuelas, caravana!! Si una mas en mi cotidiana vida, reconozco que infringí el código de circulación como en mis mejores tiempos, varias veces.. bueno fueron bastantes, pero comprenderme, era un caso de urgencia y necesidad, conseguí entrar en Madrid a eso de las 8 de la tarde y para cuando quise desprenderme del coche, y plantarme ante el Fnac, cruenta batalla la mía. Ya había terminado todo, no lloré por vergüenza, pero me asaltaron unas ganas que ni os cuento.

Quizá los que me conozcan, entenderán ahora porque mi deseo de vender mi casa y trasladarme cerca de la ciudad y sus eventos.

Habia preparado con mucha ilusión mi noche en blanco, primero Ismael y después un circuito curioso, la primera parte se fue a pique, después comenzó a llover, y para finalizar, calada, cabreada y, viendo como habían ido suspendiendo por la lluvia la mayoría de los performances que tenía señalados para ver, decidí simplemente dejarme ir empujada por la marabunta de personas que paseaban un Madrid que se había puesto sus mejores galas para recibir a la familia.

A las 3 de la mañana, me despedí del gran anfitrión y derrotada, desolada, todavía empapada, me subí a casa (ya sabeis, Madrid abajo, Villalba arriba).

Como dice la penosa Ley de Murphy, si algo puede salir mal, saldrá mal, no queda ni una entrada para los conciertos (los grandes) que dará Ismael en Noviembre, se puede pedir algo mas, si, Sonríe. Mañana puede ser peor.

20 de septiembre de 2007

Para Cuscús

Sé que nació para hacerme feliz un tiempo, quizá porque sabía que le necesitaba, supo llegar y llenar mi vida, muchos pensaran que cómo en tan poco tiempo, apenas un mes, se puede conseguir ocupar una parte importante de tu casa, tu vida, tu tiempo... pero él, lo hizo.


Era pelirrojillo, con unos grandes ojos azules en una cabeza demasiado grande para su pequeño cuerpo, unas orejas puntiagudas siempre pendientes de mis movimientos para seguirme, subir a mi regazo, trepar a mis hombros para hacerme cosquillas con su bigotes, era agradecido ante cualquier caricia, juguetón, risueño, sí, de verdad, se podía notar su sonrisa de satisfacción cuando venía empujando una pelota y yo jugaba un rato con él.

Cuando llegó a casa, fué un regalo de mi hija, le puse un cascabel, no podeis imaginaros que orgulloso iba por la casa, parecía un peluche.

Una noche como todas las anteriores, después de jugar un rato, se acostó en su cunita, se metió entre su mantita donde escondía la cabeza y durmió tranquilamente. A la mañana siguiente cuando encendí la luz de la sala de estar y esperé, como siempre, su reacción de saltar como una bala hacia mi, no ocurrió nada, fuí hasta él y gimiendo me miró con sus ojos, muy tristes, pero sin moverse, cuando le destapé y le cogí entre mis manos, ví que sus patitas estaban sin fuerza, no podía andar, ni moverse. El veterinario le diagnosticó una periocarditis infecciosa, o algo así, ya dá lo mismo un nombre u otro.

Se fué muy tranquilo, espero que la rapidez con la que actuamos todos, mi hija que le trasladó y el veterinario, deseo pensar que todo transcurrió tan deprisa que no sufrió.

Quizá no entendais demasiado todo esto, pero es que tenía que hacerle un pequeño post, él me acompañó durante muchas horas en mis paseos por las nubes.

Se llamaba Cuscús

15 de septiembre de 2007

Terapia de taller

Es surrealista, me paso los días pidiendo a gritos, un poco de tiempo libre, necesito jornadas que tengan ... 27 o 28 horas (sin exagerar), para dedicarme alguna de puro relajo, llevo todas las obligaciones enlazadas unas a otras y, por favor, que no me falle ninguna, porque el caos puede ser dramático.

Me levanto sobre las 6, ducha rápida, me tiro el primer café al coleto, y empiezo la carrera con la hora siempre pegada al culo, cojo el coche, atasco, atasco, mas atasco, oficina, mas café, trabajo, llamadas, café, mas trabajo, muevo hasta la saciedad mil papeles¿?, me como el ordenador, la jefa pide, solicita, exige, me baño literalmente en café, llego a la comida, sin tiempo para saborearla y por supuesto, olvidando la digestión o la cabezada al sopor del tomate o del documental de la 2, continúo trabajando, me sujeto los ojos que desean hacer un fundido con la pantalla del ordenador, consigo vencer la chicha siestera a eso de las siete, si he logrado rematar bien el día... que puede ser peor y darme las ocho, las nueve y acordarme de Sabina "... y nos dieron las diez".

Cuando al fin consigo arrancar, literalmente, el cuerpo de esa silla ergonómica, especial para largas horas de trabajo y muchos dolores de cervicales, casi me escapo diciendo un mudo adios, pues mi jefa puede tener alguna idea brillante para iluminar el fin de fiesta. Vuelvo al coche deseando llegar al atasco para respirar ya con un ritmo acompasado hasta mi casa-dormitorio, tras 40 kilómetros, me despido del asfalto, del atasco, del coche y mmm paz por unas horas, pienso en cenar pero.. no tengo cuerpo, leer... ya no veo ni una letra, ordenador... mas no, por favor. Miro con toda la ternura que sale de mis sentimientos el sofá y me dejo caer, bueno mas bien me desmayo, hasta que el cuello grita "ehhh a dormir a la cama, coñe! y termino un día que será fiel reflejo del que me brinde mi próximo despertar.

Hoy he tenido que llevar el coche al taller y lo que iban a ser treinta minutos, se han convertido en dos horitas de nada, dos horas sin hacer nada, bueno no, han sido dos horas en las que he reconstruido mi vida, mis ideas, mis obligaciones , mis planes, y tras ese tiempo muerto, de nada, en el sillóncito “ad hoc” estratégicamente colocado en la oficina del taller y, después de pasar por caja (son 300€) me siento estupenda como si saliera de una sesión de psicoanálisis y terapia, vamos que he llegado a casa con una sonrisa de oreja a oreja.


No hay nada como dos horas inútiles ¿? al día