El taxista que me llevó a mi destino, fue encantador, como todos los griegos con los que fui contactando después, son un pueblo amable y deseoso de ayudar a todo ser que se encuentre perdido por sus calles y digo ser, en general, porque igual ayudan a un ser de dos pier
Es el país de los gatos, por todas las calles y rincones, hay cientos de gatos, eso sí, a ellos les toca vestirse y calzarse, la mesa siempre la tienen servida, pues los griegos son muy protectores con ellos y les dan bien de comer.
Desde luego, sufrí varias sorpresas, soy fumadora demasiado habitual y lo primero que intenté fue buscar una máquina de tabaco en algún bar o cafetería, pero no existían y tampoco había a la vista ningún estanco, horror!!! Mi estupor aumentó cuando ví que allí se fuma en todas partes y no hay apenas prohibiciones, pero, donde coño compra esta gente el tabaco?? Tranquilidad, todo tiene explicación y fue facilísima, en Atenas, en casi todas las esquinas hay un “períptera” que son kioskos con pretensiones de gran supermercado pues vende DE TODO, son como aquellas abacerias de antaño, donde igual puedes comprar, un chupete, regalos, galletas, yogures, prensa, gafas de sol, tiritas, leche, aspirinas y TABACO, la mayoría están abiertas las 24 horas del día, según creo las regentan familias enteras que hacen turnos para mantenerlas abiertas, y os puedo asegurar que además están siempre de buen rollito y dispuestos a ayudar a cualquier pobre turista perdido.
Tras mi tropiezo con el tema tabaco, sí, ya sé, tengo que dejarlo, pero ahora no. Al tema, que desbarro mucho, Atenas es, como la describiría yo, es una ciudad de mezclas, el anteayer, el hoy y corren hacia el mañana, todo a la vez.
El clima mediterráneo que tienen, les deja disfrutar gran parte del año de las terrazas de cafeterías y restaurantes, que están todo el año puestas y ocupadas siempre.
Pasear por sus calles es todo un acontecimiento, los peatones son verdaderos mártires, hay que sortear baches, aceras levantadas, motos asesinas circulando entre las personas, coches aparcados donde mejor les parece, que siempre suele ser sobre las aceras, un paraíso para el pobre turista de a pie, además de bastante sucia, pero sobre todo es caótica, el tráfico es una locura.
Algo muy positivo es que parece no existir inseguridad ciudadana, se nota y se vive una ciudad tranquila, sin problemas de robos ni otros desagradables sustos, se puede pasear con tranquilidad a cualquier hora del día o la noche.
Es normal verlos por la calle chupando de las pajitas de sus freddos, y comiendo un kuluri, os explico, es otra de las costumbres griegas, sus desayunos los hacen por la calle mientras se desplazan hacia sus trabajos, el kuluri es una rosca de pan con sésamo, otras son las tirópita pequeñas empanadas de queso, hay diversas variedades y se venden en puestos callejeros.
Y por favor, no olvidemos “el móvil”, hablan por teléfono a todas horas, en todas partes y a pares, son casi mas viciosos del móvil que del freddo y el kuluri.
Algo curioso, para viciosas del agua como yo, es que cuando te sientas en una terraza o en cualquier mesa de cafetería o restaurante, antes de preguntarte que deseas tomar, te sirven un gran vaso de agua fresquita, que continuamente van rellenando.
Pero hay algo que me provoca la mayor de las envidias, sus islas, vivir en una ciudad con puerto en el que puedes tomar, casi de contínuo, ferrys para visitar las islas mas cercanas, es
todo un lujo. Y cómo son esas islas!! pintorescas, tranquilas, bien cuidadas, en las pequeñas incluso no existe ni circulación de vehículos, un paraíso. Imaginaros Grecia tiene unas 3.000 islas, aunque solo están habitadas unas 1.700, creo que me podría pasar los días que me queden visitando esas islas hasta elegir una en la que quedarme a vivir, posiblemente.
Y por fin… Madrid
Y por favor, no olvidemos “el móvil”, hablan por teléfono a todas horas, en todas partes y a pares, son casi mas viciosos del móvil que del freddo y el kuluri.
Algo curioso, para viciosas del agua como yo, es que cuando te sientas en una terraza o en cualquier mesa de cafetería o restaurante, antes de preguntarte que deseas tomar, te sirven un gran vaso de agua fresquita, que continuamente van rellenando.
Pero hay algo que me provoca la mayor de las envidias, sus islas, vivir en una ciudad con puerto en el que puedes tomar, casi de contínuo, ferrys para visitar las islas mas cercanas, es
Y por fin… Madrid